Hay muchos cambios en el horizonte del sector del transporte y la logística. Los avances tecnológicos ya están trayendo novedades y será necesario adaptarse para continuar creciendo y siendo competitivos. Hoy queremos hablar de una innovación que nos interesa especialmente: los camiones autónomos.
Este tipo de vehículos no necesitan a un conductor humano en la cabina y suponen un cambio de paradigma en el sector, que deberá prepararse para afrontar el cambio en unos años.
Pero ¿Cuánto falta para que los camiones autónomos se incorporen a las carreteras? ¿Son ya una realidad o aún están en fase experimental?
Hoy vamos a tratar de darte algunas respuestas.
Cómo van a afectar al sector los camiones autónomos
Una cosa está clara: los avances de las tecnologías de conducción autónoma van a un ritmo vertiginoso.
No solo nos referimos a los camiones, sino a todos los vehículos autónomos.
Hace muy pocos años todavía eran una posibilidad muy lejana en el tiempo. Hoy ya hay taxis autónomos circulando por algunas ciudades norteamericanas, chinas o rusas.
Y los distintos países empiezan a buscar la manera de incluir este tipo de vehículos en la legislación para estar preparados para un boom que se prevé que llegará más pronto que tarde.
España, por ejemplo, en la nueva Ley de Seguridad Vial que entra en vigor en marzo de 2022, ya incluye por primera vez el uso y desarrollo de los vehículos automatizados.
Aunque aún es una tecnología incipiente, es necesario estar preparados.
¿Y qué ocurre con los camiones?
La tecnología es similar a la de los turismos y los fabricantes ya están trabajando con ella, implementándola en algunos modelos y haciendo ensayos.
Por ejemplo, a finales de 2011, la empresa TuSimple, fabricante de camiones autónomos, hizo una prueba en EEUU con un camión sin conductor: el vehículo completó con éxito un recorrido utilizando vías de circulación públicas.
Fue capaz de circular sin problemas por autopistas, obedecer todas las señales de tráfico, utilizar los accesos, hacer desplazamientos laterales para cambiar de carril, usar las rampas de emergencia… E interactuar con el resto de vehículos de forma natural.
Eso, durante un trayecto de 951 millas (1530 kilómetros).
Es una muestra para comprobar a qué velocidad avanza una tecnología que, muy pronto, estará en las carreteras de todo el mundo de manera generalizada.
En Europa se está avanzando en la misma dirección. La empresa DB Schenker, por ejemplo, lleva años experimentando con convoys de camiones (lo que también se conoce como platooning). Se trata de caravanas compuestas por varios vehículos de los cuales solo el primero lleva un conductor. Los demás lo siguen, circulando de forma autónoma.
Es otra forma de acercarse al mismo concepto, aprovechando las ventajas de circular en conjunto, como el ahorro de combustible que se logra cuando varios camiones circulan a rebufo unos de otros, y también el ahorro de espacio, ya que en convoy los vehículos están a menor distancia. Recientemente, además, ha probado el comportamiento de cabinas autónomas operando en una plataforma logística, también con éxito.
Por tanto, ¿son ya una realidad los camiones autónomos? De momento siguen en una fase experimental, pero se puede aventurar que, a este ritmo, no tardaremos mucho en empezar a compartir con ellos la carretera.
Beneficios y desafíos de los camiones autónomos
Todas las revoluciones tecnológicas han tenido su cara y su cruz. En este caso, es obvio que la irrupción en escena de los camiones autónomos va a suponer un cambio importante, y son muchos los que miran hacia ese futuro con preocupación.
En concreto, para el sector de la logística y el transporte va a suponer enorme un salto adelante, en unos tiempos en el que la demanda de servicios no deja de aumentar, el ecommerce genera más volumen de envíos y los usuarios reclaman más rapidez y efectividad.
¿Cuáles son las ventajas de utilizar este tipo de camiones?
- Ahorro de tiempo: al no llevar conductor, los camiones autónomos no tienen la necesidad de hacer paradas para descansar o comer. Se pueden ahorrar muchas horas en cada trayecto y agilizar mucho la cadena de suministros.
- Menos accidentes: parte de los cuales se deben a errores humanos relacionados con la conducción. Los camiones autónomos “aprenden” gracias a la inteligencia artificial, por lo que irán perfeccionando la toma de decisiones.
- Menor consumo: están programados para conducir siempre de la forma más eficiente y, como comentamos antes, la circulación en convoy contribuye el menor gasto energético.
- Reducción de las emisiones: al hacer los trayectos de forma más rápida y eficiente, disminuyen las emisiones responsables del efecto invernadero.
- Independencia de factores climáticos o ambientales: al estar dotados con sensores de distinto tipo, su percepción del entorno es mayor que la de un conductor humano y no depende, por ejemplo, de las condiciones meteorológicas.
Sin duda, son muchos los beneficios que traerá el camión autónomo, pero también serán muchos los retos que habrá que superar.
La gran incógnita y lo que más preocupa en el sector tiene que ver con el empleo.
¿Qué va a ocurrir con los conductores?
Esa es la gran pregunta. ¿Se quedarán sin trabajo los conductores profesionales? ¿Estamos frente a una gran reconversión sectorial?
Lo paradójico es que, a la vez que esa posibilidad está en el horizonte, el sector del transporte lleva meses padeciendo escasez de conductores. No hay suficientes para abastecer el suministro global al ritmo que se requiere, y urge la incorporación de profesionales para atender las necesidades del sector.
Como ejemplo, este dato: la Asociación americana de conductores de camión (American Trucking Association) dice que se necesitan al menos 80.000 conductores en la actualidad, y estima que en 2030 podría hablarse de 160.000 vacantes.
Y no es un problema solo de EEUU, también en Europa la industria reclama más conductores.
Qué ocurrirá en el sector, es una incógnita. En el mejor de los escenarios, el camión autónomo será una solución para aliviar la carga de trabajo de los conductores y resolver el problema de falta de profesionales.
De ese modo, las tareas más pesadas se realizarían de forma autónoma, y se reservaría el componente humano para las labores más especializadas.
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